lunes, 21 de enero de 2008

Ciencia

7 de Enero de 2008. Página/12 publicó un reportaje al titular de la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (creada por CFK) Lino Barañao realizado por Norma Vieiras y Leonardo Moledo. En él, el ministro afirma (o confiesa...)

"–Usted habla de priorizar el desarrollo en software, biotecnología y nanotecnología, ¿qué pasa con las ciencias humanas?

–Es infundado pensar que son las cenicientas, porque tienen un financiamiento equivalente a cualquiera de las áreas de las ciencias básicas y durante mucho tiempo tuvieron un financiamiento superior en términos de los insumos que requerían. Insisto en que este cambio que queremos dar exige la participación activa de áreas humanísticas, desde la filosofía tradicional hasta la lingüística o la antropología. Pero a mí me gustaría ver un cierto cambio metodológico; estoy tan acostumbrado a la verificación empírica de lo que digo, que a veces los trabajos en ciencias sociales me parecen teología.

–Esto va a provocar un gran debate...

–Creo que no hay un motivo por el cual las áreas humanísticas deban prescindir de la metodología que usan otras áreas de las ciencias."

Bien, se han emitido comentarios lapidarios sobre este ¿lapsus? no menor del ministro. Por ejemplo:

¡No somos teólogos! por Atilio Borón
Universidad, ciencia y sociedad, por Norma Giarracca
Y si somos teólogos, ¿qué?, por Eduardo Grüner
El debate de las ciencias, por Horacio González
La ciencia de la polémica, por Jorge Seghezzo

Y, si alguien siguió más o menos de cerca, habrá observado que más o menos las cosas quedaron en su lugar. Sin embargo, nos preguntamos

  • ¿Cómo lo habrá tomado la presidenta CFK, que habló de Hegel en un Congreso de Filosofía?
  • ¿Cómo lo habrán tomado los universitarios (investigadores, docentes y alumnos) "humanísticos", compulsados a tomar metodologías de otras ciencias?
  • ¿Habrá alguna aclaración?, ya que tal vez se trate de alguien más acostumbrado a escribir que a hablar y le fluyeron cosas que no quiso decir (Freud nos perdone).
Mientras tanto, en el fondo uno sospecha, argentinamente, que no va a pasar nada. De paso, tenemos de qué quejarnos después...

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